¿Qué es?
La semilla certificada es el fruto de la investigación en la mejora genética y de la innovación tecnológica. Gracias a la semilla certificada, el agricultor tiene los medios suficientes para realizar una agricultura de calidad, sostenible y económicamente eficiente. La producción y comercio de esta semilla es una actividad muy regulada y sujeta a autorización y control administrativo ya que constituye origen de toda la cadena de valor agroalimentaria.
La producción de semilla certificada solo puede llevarse a cabo por aquellas personas y entidades autorizadas y el comercio de las mismas fuera del sistema de certificación es considerado ilegal. Además, no está permitida la comercialización de granos entre agricultores u operadores para su acondicionamiento y posterior venta como semilla. Por tanto, los agricultores solo pueden abastecerse legalmente de semilla por dos vías:
• Semilla certificada en el mercado.
• Reempleo de granos para siembra producidos por sí mismos.
Hay que tener en cuenta que para que una variedad se pueda comercializar debe estar inscrita obligatoriamente en el Catálogo Nacional de Variedades Comerciales, o bien en el Catálogo Comunitario. Para ello deben realizarse previamente ensayos de identificación (DUS) y de valor agronómico (VCU) en la mayoría de las especies. Estos requisitos afectan tanto a las variedades protegidas como a las variedades libres.
Ventajas
Si existe una palabra clave con la que pueda asociarse la semilla certificada, esta es “garantía”. Garantía en lo que se refiere a su origen, trazabilidad, homogeneidad, pureza específica, pureza varietal, germinación, ausencia de otras semillas no deseadas en la siembra, sanidad o humedad… Estas garantías ofrecen al productor algo muy valioso: seguridad. El uso de semillas certificadas es sinónimo de seguridad a la hora de producir porque aporta:
Fuerza Varietal
Elevado nivel de germinación
Sanidad de la semilla
Homogeneidad del lote y de las propiedades de la cosecha
Trazabilidad del materia
Sostenibilidad de los programas de I+D para la mejora de las variedades
La semilla certificada supone una serie de ventajas importantes para los agricultores, como el uso de menores dosis de siembra debido a la garantía de germinación, el menor tiempo en la preparación de la semilla, o el aumento del rendimiento, ya que se asegura una buena implantación del cultivo y la reducción de malas hierbas. Y lo más importante, la semilla certificada es la única que tiene garantizada su calidad por medio de los controles oficiales que realizan las autoridades competentes, lo que permite asegurar su trazabilidad y pureza varietal.
Por el contrario, el uso de semilla que no está sometida a ningún control de calidad y sanidad a través de un circuito regulador representa una amenaza y un fraude para los agricultores, ya que no garantiza ni la calidad ni la sanidad de la semilla, comprometiendo la sostenibilidad de la producción cerealista. Además, perjudica a todo el sector al frenar el avance de los programas de mejora para la obtención de nuevas variedades más productivas, más resistentes y más adaptadas a las condiciones de cultivo de las diferentes regiones. Por todo esto, se hace necesario el control del fraude para evitar que llegue al agricultor semilla que no reúna las condiciones óptimas de siembra y que ponga en riesgo la inversión en el desarrollo de nuevas variedades y la producción profesional de semillas.
Motivos para usar semillas certificadas
1. Más Rendimiento: incrementan la productividad agrícola.
• Aseguran la producción y mejoran la cosecha.
• Garantizan una buena germinación e implantación del cultivo.
• Disminuyen las malas hierbas pues se garantiza la pureza específica.
2. Más Calidad: agricultura más eficiente y segura.
• Trazabilidad y pureza varietal aseguradas.
• Óptimo estado sanitario.
• Las únicas con certificado oficial: favorecen que el sector y la Administración disponga de información fiable sobre qué se produce, dónde, cuándo, para qué usos, etc. Esta información permite una planificación eficiente y una mejor posición en los mercados.
3. Más Ahorro: reduce los costes de explotación.
• Menor dosis de siembra: cuando no se utiliza semilla certificada las dosis de siembra son entre un 10% y un 20% más que cuando se utiliza semilla certificada.
• Menor tiempo en la preparación de la semilla.
4. Más Sostenibilidad: variedad vegetal y protección del entorno medioambiental.
• Óptimo estado sanitario.
• Las únicas con certificado oficial: favorecen que el sector y la Administración disponga de información fiable sobre qué se produce, dónde, cuándo, para qué usos, etc. Esta información permite una planificación eficiente y una mejor posición en los mercados.
5. Más Innovación en los sistemas de producción y comercialización de cereales.
• Una cooperativa o almacenista que suministre semilla certificada a sus agricultores conocerá con antelación, a la hora de comercializar su cereal, las calidades y cantidades de las que va a disponer, mejorando, por tanto, su organización y planificación.